ANTIGONA
Ven,
ven, toma mi alma entre tus manos
Y
volemos hasta donde nacen todos los mares
Y
allí en la tibieza del Caribe, celebremos nuestra boda
Ahora
que la muerte habita entre nosotros
Ahora
que son imposibles las estrellas y los
colores
Domemos
el destino con haces de luz y de sombras.
Huye
conmigo al bosque de musgos imposibles a los temibles dioses
Ya
mi aliento se eclipsa en el vapor de mis hermanos muertos
Y
mi boca está hambrienta de tus labios aún en las puertas del hades.
Persigo
el cristal claro de la luna que brilla en tu mirada
Y
que espanta la muerte que quiere poseerme
Mi
tío, tu padre ha decretado mi muerte
Suena
el caracol del tiempo anunciando mi ocaso
Y
antes de partir quiero endulzar mi miedo con tus mieles
Si
te beso borrare la muerte de mis labios
Tu
deseo y el mío conjuraran la muerte
En
tu abrazo naceré de nuevo y ya no moriré nunca
Polinice
y Eteocles me miran ceñudos en su muerte
No
entienden que me he convertido en el mar de los siete colores por amarte.
Muy buena tu poesía, Pilar.
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